lunes, 23 de abril de 2012
Viaje al centro de la cueva
La cosa empezó con unos enigmáticos anónimos. ¿Quién los enviaba, para qué? Lara tenía una pista, su tío Gustavo otra? Y para ver quién tenía razón habían de meterse en el fondo de la cueva, con el riesgo de correr mil peligros; con la posibilidad de no salir nunca más de las entrañas de la Tierra. La respuesta, tal vez, la tenía Julio Verne.
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